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¿Complicado, difícil, doloroso? Sí, pero necesario.

Sara Saavedra

Las decisiones más complicadas y difíciles de tomar son aquéllas que no depende únicamente de ti, sino que hay varios miembros de la familia involucrados; y forzosamente, tienen que ponerse de acuerdo para decidir lo mejor para todos y cada uno de los integrantes de esa familia.

Preguntas y más preguntas nos asaltan cuando nos enfrentamos al reto de ingresar a alguno de nuestros padres, o abuelos, o tíos; e incluso, a alguno de tus hermanos, a un Centro de cuidados para el adulto mayor, ¿Estaremos en lo correcto? ¿Habremos seleccionado el mejor lugar para él o ella? Interminable es Ia lista de cuestionamientos que nos hacemos.

Lo que sí te puedo asegurar es que cada caso es diferente y muy peculiar. Son varios los factores que se deben tomar en cuenta para saber si estamos tomando la decisión que beneficie a esa persona y a su familia. Por supuesto que en todo momento la prioridad es el adulto mayor, pero creeme; si ellos están bien, la familia está bien.

Son diferentes y variadas las razones y comportamientos en la vida diaria de un adulto mayor, que indican que es el momento de que personas profesionales y especializados cuiden de tu ser amado, para que viva esta última etapa de su vida con calidad, sintiéndose realmente cuidado y protegido; rodeado de personas que están exclusivamente enfocadas en su bienestar.

Según la OMS, organización mundial de la salud, SO millones de personas en el mundo padecen demencia y cada año se registran cerca de 10 millones de nuevos casos. EI Alzheimer es Ia forma más común de demencia; acapara entre un 70% de los casos. Por lo tanto, la demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores en todo el mundo.

En esta pequeña cápsula, plantearemos el caso de una persona que ya se encuentra en una etapa media de la enfermedad Alzheimer, donde necesita que alguien esté con ellos todo el tiempo y se debe tener bien claro que no es suficiente ni seguro, dejarlo con la persona que ayuda en la limpieza de su casa. ¿Porqué? Porque no es suficiente con vigilar que no se acerque a la estufa, o que esté al pendiente de que se ponga bien los zapatos, que le prepare los alimentos y otro tipo de cuidado que está al alcance de su capacidad. Porque no es seguro tratarlo como a un niño que necesita que se le limpie, alimente y vea la televisión.

Es importante tener muy claro que ellos no son unos niños y el error más común es tratarlos como tal; ellos son adultos con una enfermedad que deben recibir un cuidado especial, una alimentación vigilada por nutriólogos, realizar una valoración neurosicológica para programarles actividades propias de su nivel de Alzheimer, terapias grupales que los hace no perder del todo la sociabilidad; asimismo, propiciar que sus facultades de autonomía se conserven lo más posible.

Hay mucho qué investigar, lo ideal es agotar toda posibilidad que se tenga en tu comunidad y elegir la casa de cuidados que cumpla con todos los requisitos: jurídicos y de seguridad, de ubicación, espacios físicos, personal de primera y con un alto sentido de servicio; en fin, todo lo necesario para que tu ser querido se sienta como en casa.

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